Es probable que en todos los hogares el asunto de los quehaceres domésticos sea un tema áspero; no sólo por el esfuerzo físico que demanda mantener un hogar en óptimas condiciones (sobre todo cuando no contamos con el apoyo de un trabajador doméstico), sino también por el desgaste que en ocasiones tienen las relaciones familiares en los intentos de hacer que la limpieza y el mantenimiento de la casa sea un asunto colaborativo.
Está por demás mencionar que sacar avante un hogar es un reto que requiere trabajo en equipo y entrega 24/7; es por eso que integrar a nuestros hijos en las responsabilidades del hogar, más allá de ser un aspecto “adicional” en su crianza y su educación, es un requerimiento esencial tanto para la armonía dentro de la familia como para la preparación que le damos a nuestros hijos para su futuro.
¿Por qué es importante integrar a nuestros hijos en las labores del hogar?
- Es una manera de fomentar la capacidad de colaborar y hacerse responsable.
- Se comprende que las labores del hogar son responsabilidades compartidas.
- Esto aporta para que se preparen ante los distintos escenarios que depara la vida adulta.
- Si desde pequeños impulsamos a nuestros hijos a realizar pequeños quehaceres acorde a sus capacidades, apoyaremos a su desarrollo motriz en cuestiones de coordinación, equilibrio y habilidades manuales.
- Se genera un hábito de disciplina idóneo para enfrentarse a la vida. Se adopta la noción de que la constancia y la responsabilidad generan resultados.
- Se fortalecen sus habilidades sociales, especialmente la empatía, pues el compartir labores es un paso infalible para ponernos en los zapatos del otro.
- Al ponerles labores conforme a sus habilidades y sus oportunidades de desarrollo, los niños se van sintiendo capaces al lograr poco a poco lo que se les encomienda y esto recae directamente en su autoconcepto y autoestima.
¿Cómo lograr la colaboración de nuestros hijos en el hogar?
- Enseñando y guiando con paciencia y tolerancia. Expliquémosles con dedicación y teniendo en mente que no van a lograr a la primera hacer todo bien, que es muy probable que comentan errores y que tengamos que explicarles repetidamente hasta las cosas que a nosotros nos parecen muy sencillas.
- Procuremos que colaborar en el hogar se vuelva algo ameno, que en la medida de lo posible no sea una carga sino parte de una rutina descomplicada y necesaria. No todo tiene porque ser siempre divertido, pero en ningún caso es útil que se vuelva una tortura.
- Incluyamos en sus rutinas también tiempo para el esparcimiento y la diversión. En ninguna etapa de la vida todo es trabajar y mucho menos en la infancia.
De ninguna manera existe una fórmula mágica para lograr que nuestros hijos participen activamente en el cuidado del hogar, pero en definitiva el inculcarles desde pequeños que la casa es una responsabilidad compartida y delegarles poco a poco labores a su medida ayudará mucho a que el hogar se convierta en un lugar organizado y empático.
No podemos dejar de mencionar que este aspecto de la crianza no distingue género, no cometamos el error de sesgar el desarrollo de nuestros hijos por su sexo, tengamos en mente que niños y niñas tienen la capacidad y el derecho de desenvolverse en diversas áreas y que como sus padres tenemos la oportunidad de guiarlos para que alcancen el máximo de sus capacidades, desde sus habilidades en el sostenimiento de un hogar hasta en la capacidad de alcanzar sus más grandes sueños.