Escucha nuestro podcast sobre Adolescentes y redes sociales

Todas las etapas de la vida tienen sus propios retos, pero sin duda la adolescencia siempre ha estado en mente de todos como una etapa complicada tanto para padres como para hijos; y caracterizada por cambios de ánimo, rebeldía y una fuerte cercanía con los pares.

Y es justamente este punto el que exploraremos en esta ocasión, ubicándonos en el marco de la realidad digital: las redes sociales.

Ser social

La adolescencia es un punto de desarrollo intermedio entre la niñez y la adultez, es una etapa de adaptación y de lenta introducción al mundo de los adultos.

En esta transición, por ejemplo, la independencia económica es uno de los aspectos más tardados en consolidarse; sin embargo, desde los primeros años, la socialización del adolescente se asemeja mucho a la de un adulto en puntos como la necesidad de encajar, el formar un círculo de amigos y buscar una pareja.

Todo lo anterior se ve potencializado si recordamos a Erik Erikson (1950) y a su Teoría del Desarrollo Psicosocial que marca a la búsqueda de la identidad como la principal tarea del adolescente, ya que es justamente a través de sus pares que el adolescente va incluyendo y excluyendo ideologías, actitudes, gustos y posturas para formar su identidad.

Sobre la misma línea, el aspecto emocional está fuertemente enlazado con las relaciones sociales que el adolescente forme; las amistades brindan sentido de pertenencia y fortalecen a la autoestima saludable.

Ahora bien, hoy en día (y más aún en el marco de una emergencia sanitaria que ha limitado la cercanía social) la socialización del adolescente no ocurre sólo en la presencialidad, más bien reside en gran medida en los entornos digitales.

Redes sociales

Es importante comenzar un diálogo respecto a las redes sociales desde la neutralidad; como más adelante lo veremos, las redes sociales tienen tanto puntos a favor como puntos en contra; sin embargo, la realidad es que han transformado nuestra manera de relacionarnos.

Las redes sociales nos permiten comunicarnos de manera remota y al instante, son una extensión de nuestras interacciones y día con día se están volviendo una parte imperdible de nuestro contacto diario.

Son justamente los adolescentes quienes han abrazado las redes sociales como una faceta obligatoria de su vida social, encuentran en todas las plataformas una manera de expresarse y seguir formando su identidad.

Ventajas

Por lo anterior, es importante que como padres aceptemos la importancia de este escenario y comprendamos sus particularidades.
Las redes sociales permiten que nuestros hijos refuercen sus lazos de amistad y experimenten varias facetas de su personalidad. Hagamos un recorrido por estas ventajas:

  • El posible desempeñar roles que no se desarrollan en la interacción presencial.
  • Si se tiene ansiedad social o timidez, es más fácil comunicarse vía remota.
  • Potencializa lazos entre las personas sin importar las distancias que los separen.
  • Permiten el acceso a la cercanía y el encuentro con las personas
  • Es posible pensar más lo que se va a decir y abandonar una conversación si resulta incómoda.

Podemos ver claramente que plataformas como WhatsApp, Facebook, Instagram, TikTok, etc. ofrecen un mundo paralelo al presencial donde nuestros hijos pueden explorar el mundo social desde otra perspectiva.

Desventajas

No obstante, no todo es positivo. Como cualquier asunto, las redes sociales tienen desventajas que como padres debemos también tener siempre presentes.

  • Pueden propiciar comportamientos solitarios y poca participación en actividades presenciales.
  • Hay riesgo de toparse con identidades falsas y de sufrir acoso por un anónimo.
  • Las amistades que se forman pueden llegar a ser con falta de compromiso, intimidad y verdadero conocimiento del otro.
  • El lenguaje no verbal se pierde.
  • Formación de relaciones poco profundas e impersonales. Se puede sentir que se habla con alguien, pero se está solo.

En conclusión, las redes sociales hoy en día son parte de nuestra realidad. Satanizarlas o pretender que nuestros hijos se mantengan alejados de ellas, aparte de ser casi imposible podría resultar en una desventaja para ellos. Una postura idónea, sería estar cerca de ellos, escucharlos y estar atentos a cualquier señal de alerta; pero, sobre todo, dejarlos crecer y construir su propio mundo.